En la aceptación de una nueva sociedad pluricultural, es
preciso
reconocer la importancia de la educación a la hora de ofrecer unas respuestas
adecuadas a las necesidades sociales. Por ello, la educación en la diversidad
no ha ser fuente de enfrentamientos, sino un componente que enriquezca la
cultura. Para que un educador se desenvuelva de forma adecuada en las
sociedades democráticas, es imprescindible que adquiera unas auténticas
competencias interculturales. Ello exige que su nivel de formación
intercultural sea elevado. El hecho de que los alumnos de los centros escolares
procedan de culturas diferentes, lejos de suponer un problema, debe plantearse
como una buena oportunidad para educar a los sujetos en valores democráticos.
MAPA:
VÍDEO:
http://www.revistaeducacion.mec.es/re336/re336_06.pdf
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